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Archivos diarios: agosto 24, 2010

Personalmente cada vez veo más clara la utilidad del software como servicio como medio para conseguir un ahorro real de costes para cualquier organización (digo cualquiera, incluso las que se dedican a los servicios relacionados con el desarrollo de software) y todavía veo con más nitidez su utilidad para las PYMES pese a que haya estudios que indican que su grado penetración en las mismas está siendo peor que en empresas de mayor tamaño.

El software como servicio no pretende «sacar» de la empresa todo lo que son los servicios informáticos, habrá casos donde eso sea más factible que en otros, dependiendo de a lo que se dedique la empresa, su infraestructura, presupuestos, etc…, sino que plantea que la gestión de algunos servicios (correo electrónico, servidores, software ofimático, aplicaciones, etc…) se haga desde fuera (incluso en la nube, ¿por qué no?), es decir, la empresa paga por recibir el servicio y el proveedor lo proporciona, pudiendo establecerse acuerdos de nivel de servicio que garanticen para el cliente una calidad acorde a la inversión que se está realizando.

¿Por qué gastar en infraestructura informática cuando ese no es el objetivo principal de mi negocio?, ¿por qué invertir tiempo y esfuerzo en algo que no me va a reportar ningún valor añadido a si lo tengo contratado por fuera?, ¿por qué no estudiar cuánto puedo ahorrarme?, ¿por qué no invertir lo que ahorro en marketing, en mejorar mis productos o en I+D?.

El principal problema que se plantea al apostar por el software como servicio es la pérdida de control directo en el servicio que se contrata, es decir, en los datos, en su disponibilidad, etc…, se tiende a pensar que ese pérdida de control puede ser negativa, cuando en realidad es todo lo contrario, ya que no se pierde el control de nada (con la firma de los acuerdos de confidencialidad de la información y con el establecimiento de cláusulas que establezcan contraprestaciones en el caso de que se determinados riesgos, como por ejemplo, la pérdida de datos o accesos no permitidos a los mismos, terminen sucediendo) y sabremos qué servicio nos tienen que proporcionar (mediante el establecimiento de los acuerdos de nivel de servicio apropiados).

Que nosotros gestionemos directamente la información y el software no garantiza que esté mejor tratado que si esa gestión la realiza una empresa especializada en ello (es más, lo más probable es que al ser ellos especialistas lo hagan mejor que nosotros, ya que su negocio dependerá de lo bien que lo hagan y además, problemas de pérdidas o de seguridad de los datos o de un mal servicio, pueden acabar perfectamente con ellos). Comprender y asimilar esto puede proporcionar una ventaja significativa respecto a la competencia.