En ocasiones se tienen expectativas demasiado altas de lo que una aplicación puede conseguir.
Se cree que, invirtiendo el dinero suficiente (que generalmente será menos del que realmente se necesita) se conseguirá tener una aplicación que, de un plumazo, te resuelva todos los problemas: que consiga integrar toda la información y que además, ésta sea de calidad, que resuelva los problemas organizativos y que permita incrementar la productividad en términos exponenciales.
El error se encuentra en varios puntos:
– El software lo hace inteligente las personas y para ello se tiene que acertar en las especificaciones de lo que se tiene que hacer. Todos sabemos que eso es complicado y que se requiere, generalmente, un enfoque iterativo incremental para conseguir, a través del feedback, ir acercándonos progresivamente a una solución deseable.
El recorrido puede ser más o menos largo y en medio pueden existir problemas, tales como un desgaste en las relaciones entre desarrolladores y responsables funcionales, que el presupuesto se agote, que el responsable funcional cambie y con él el enfoque que se le estaba dando al sistema, que cambien las prioridades de la organización, etc…
– La calidad de los datos es el resultado del trabajo que hacen las personas con la aplicación. Puedes desarrollar validadores, implementar mil restricciones, que al final siempre quedará todo en manos de los usuarios. Por tanto, se trata de un problema de carácter organizativo que el software puede ayudar a controlar/gestionar pero no se podrá ir mucho más lejos de ahí.
Hacer el software muy restrictivo, en ocasiones, no se ajusta a la realidad de funcionamiento de la organización, que requiere, precisamente, una mayor flexibilidad, a la vez que hace más complejo el software. Cuántas veces nos hemos encontrado, por ejemplo, con aplicaciones con infinidad de perfiles que hacen su administración y mantenimiento más engorroso, cuando en realidad, todo se hubiera resuelto con muchos menos.
– Si la organización no funciona, si cada departamento quiere funcionar de manera autónoma, sin una visión global, ¿qué se pretende que solucione el software?. Esta situación empeora cuando ese comportamiento lo tenemos en organizaciones con múltiples sedes dispersas geográficamente.
Si las personas no hacen un esfuerzo por solucionar este problema, ¿se pretende que sea una aplicación la que lo resuelva?.