Es posible que a lo largo de tu experiencia en proyectos de desarrollo de software hayas encontrado una serie de estrategias, prácticas, fórmulas, comportamientos, etc… que suelen producir buenos resultados.
Esa experiencia acumulada es positiva siempre y cuando se tenga presente que no se tratan de soluciones mágicas que funcionan siempre, independientemente de cualquier proyecto y de cualquier contexto.
Si se cree que se ha descubierto la piedra filosofal del desarrollo de software se corre un riesgo importante porque se deja de lado un análisis en profundidad de la realidad del proyecto en el que hay que trabajar y por otro se empieza a dejar de escuchar a los demás porque, ¿para qué? si ya sé todo lo que tengo que hacer para que el proyecto vaya hacia adelante.
Esto no solo desmotiva a tu equipo sino que te pone una distancia con respecto a él porque al fin y al cabo llegas a la conclusión de que tu eres el director de orquesta y autor de la partitura y ellos solo ejecutan y por supuesto si la música suena mal será porque los músicos no la saben tocar bien y/o porque el público no era el adecuado.
Lo realmente importante es la capacidad de analizar la situación de un proyecto, que puede ser la inicial o cualquier momento de su desarrollo, y saber elegir la mejor estrategia posible que podrá coincidir o no con las que ya conoces. Si te encierras en tirar de manual estás acotando innecesariamente las posibilidades que se te ofrecen para aplicar una soluciones que se adaptan mejor al momento actual del proyecto.
Eso implica, a su vez, escuchar la opinión de terceras personas que aporten su conocimiento y experiencia.