Un experto desde mi punto de vista es perfectamente fabricable, sobre todo si consideramos experto a alguien que sabe más que tú sobre una determinada materia y además se adorna con una serie de características que refuerzan esta imagen.
En muchas ocasiones para vender un determinado producto o servicio, este viene acompañado por un experto o grupo de los mismos que son los que han desarrollado el producto, participan en la actividad comercial o te van a ofrecer el servicio. De esta manera se quiere dar una mayor confianza al posible cliente, ya que detrás de lo que te quieren vender hay auténticos expertos que asegurarán que la implantación del producto o la realización del servicio se realizará con éxito.
Este artículo no va en contra de los expertos reales o fabricados, ni mucho menos, al contrario, ya que me parece una estrategia comercial perfectamente válida y que suele producir buenos resultados.
Como comenté al principio se puede vender como experto a alguien que sabes más que tú sobre una determinada temática, es cierto que es un definición muy generalista, pero también lo es el hecho de que funciona, ya que si alguien conoce más que tú sobre algo, siempre va a parecer que sabe más de lo que realmente sabe. ¿Puede ser esto suficiente? Pues depende, puede darse el caso de que realmente seas experto en algo y no termines de convencer (la mujer del César además de honrada, debe parecerlo) o que seas un «experto fabricado» y hayas llegado perfectamente al cliente. Como es algo que va a depender mucho del cliente (también de las dotes con que se venda al experto o este se venda a sí mismo), lo mejor es reforzar su imagen adornándolo adecuadamente (no comento adorno en sentido peyorativo, ya que en muchos casos los expertos fruto de su propio trabajo o de su interés por colaborar o seguir aprendiendo, consiguen un reconocimento plasmable de diversas formas, como comentaré en el siguiente párrafo).
¿Cómo conseguir esos aspectos complementarios? Pues existen formas muy diversas y algunas de ellas pueden requerir bastante trabajo. Algunos ejemplos pueden ser: hacer publicaciones sobre una determinada materia (desde tener un blog, colaborar en varios, participar de manera activa en algunos, participar en foros y grupos de discusión en redes sociales, publicar artículos en revistas especializadas y conseguir el máximo de referencias en artículos escritos por otros, publicar libros (aunque sea en formato electrónico y permitir su acceso gratuitamente), etc…), participar en «bodas, bautizos y comuniones» relacionados con la materia (con asistir y que te vean la cara ya es algo, pero si se consigue aliñar con la realización de algunas ponencias, mejor que mejor), participar en el desarrollo del producto (que aparezca tu nombre como «contributor» suele tener peso), etc… (es cuestión de echarle un poco de imaginación, para conseguir que tu nombre pueda ir ganando relevancia).
En resumen, un producto o un servicio se vende mejor si vienen acompañados de expertos. Esto puede ser bastante importante en las estrategias comerciales y de marketing, sobre todo teniendo en cuenta que los expertos no son cuatro mentes privilegiadas y cotizadas que andan por ahí, sino que para el propósito del producto y del servicio se pueden «diseñar» a medida, es cierto que esto puede ser fruto de bastante trabajo, aunque dependerá mucho de lo que se quiera vender y del tipo de cliente objetivo.