Agilidad, ¿dónde queda el conocimiento del proyecto?

La agilidad no consiste en no documentar. Cada proyecto tendrá sus propias peculiaridades y necesidades, no obstante en la mayoría de los casos lo que sí puede variar es ese enfoque tradicional de la documentación orientado a la utilización de soluciones ofimáticas por otro soportado por herramientas colaborativas y/o CASE.

En cualquier caso y sea cual sea la estrategia que utilices y/o requiera el proyecto (no siempre estarán alineadas) lo que sí es importante entender es que el conocimiento de un proyecto debe ir más allá de la documentación, de hecho debería considerarse en un segundo nivel con respecto a lo que debe suponer el principal objetivo que no es otro que el conocimiento esté distribuido en el equipo, de manera que cada cual sepa qué papel juegan las tareas que realiza tanto en el proyecto como en el producto, consiguiéndose de esta manera una mayor eficacia y una reducción de la dependencia respecto a determinadas personas.

Puede que no parezca el camino más corto pero a la larga el número de kilómetros que se recorren con este tipo de estrategias es mucho menor.

Es razonable que unos sepan más que otros en determinados aspectos pero la visión general debe ser compartida (independientemente de que existan diversas percepciones) y la particular, al menos, conocida, no debiendo quedar ningún elemento estratégico o crítico en manos de una sola persona. Este tipo de situaciones, en las que se crean parcelas de conocimiento (que al fin y al cabo es poder), no solo suponen un riesgo desde el punto de vista de la continuidad de determinadas tareas o de capacidad de adaptación al cambio sino que terminan por fracturar a los equipos.

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