Desarrollo de software. Mala calidad institucionalizada

Si compras un vehículo o un electrodoméstico de una marca y te sale malo o si te enteras que le ha pasado a alguien próximo a ti, ¿a que lo más probable es que finalmente te decantes por otra marca?.

Para algo que es tan evidente en nuestro día a día parece que tengamos vendas en los ojos cuando estamos hablando de desarrollo de software.

Vale que desarrollar es muy complicado, que los proyectos se realizan en un marco de incertidumbre pero eso no se justifica una mala calidad prácticamente institucionalizada en los productos software.

Precisamente ese es uno de los principales problemas de nuestro sector, habernos acostumbrado a un umbral de calidad cada vez menor y no conseguir una regularidad en la ejecución de los proyectos (es complicado que todos salgan bien, pero por lo menos, se debería alcanzar un bagaje favorable o, al menos, intentarlo, ya que la mala calidad institucionalizada es consecuencia, entre otros muchos factores, de una orientación a la ejecución de los proyectos, es decir, acabarlos como sea, facturar como sea, dejando a un segundo lado, siendo generoso, la orientación a cumplir las expectativas del usuario y/o cliente).

¿Resultado? Que nuestra profesión esté estancada, que nuestro negocio, fuera del glamour de los Apple, Google, etc… no tenga el reconocimiento que se merece, esto lleva a sueldos no equiparables al esfuerzo y responsabilidad que tenemos y a que cada vez sea más complicado tener una cuenta de resultados sostenible.

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