Ser ágil es un proceso, no es algo que pasa de la noche a la mañana

Siempre hay un desencadenante, un artículo, un libro, una conferencia, unas prácticas que observas en terceros (en mi caso fue la lectura del Manifiesto Ágil) que lo único que hace es poner frente a ti una realidad que sentías, que llevabas dentro pero que la formación que recibiste, la forma en que se enfocaban los proyectos en los que trabajabas, lo tenían a un lado.

Ya estabas cansado de proyectos con desgaste, de proyectos con éxito exiguo, de fracasos pese a que te dejaste la piel en ello. Necesitabas algo que te hiciera creer de nuevo en el desarrollo de software, algo que fuera natural a él y eso lo encontraste en la agilidad.

La agilidad es ciertamente un proceso. Lleva su tiempo. La agilidad no es aplicar una metodología concreta, la agilidad es una forma de entender el desarrollo de software en la que lo importante son las personas y el producto y en donde todo lo demás aún siendo importante son instrumentos a nuestra disposición para ser utilizados o no de una u otra forma en función del contexto en el que trabajemos.

Si tu formación no ha sido clásica, si has tenido siempre la suerte de trabajar de esta forma lo verás como lo más natural del mundo, quienes venimos del otro lado la agilidad nos ha devuelto la ilusión.

La ilusión por una forma de entender este trabajo aún sabiendo que cada proyecto es un mundo y que nada asegura que pueda resultar un fracaso.

La agilidad no viene de la noche a la mañana, ya venías aplicando técnicas ágiles como ya se venían haciendo desde muchos años antes del Manifiesto Ágil y tiempo después de ese momento en el que descubriste este mundo seguirás teniendo actitudes lejos de la agilidad. Es un proceso con el que hay que tener cuidado porque puede parecer que es la piedra filosofal que convierte cada proyecto en oro y sin embargo no es así, se sientan unas bases que después tienes que aplicar dentro de un contexto que puede ser variable y con unas restricciones de fondo y en ese mar puedes naufragar, de hecho naufragarás tarde o temprano y más de una vez, no lo dudes.

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