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Archivos diarios: julio 24, 2013

Hay una reflexión de Jerry Weinberg que es conveniente tener muy en cuenta: «Cuanto más adaptado te encuentres menos adaptable tenderás a ser».

Esta cita se refiere a la especialización. Puedes ser el rey en un ecosistema concreto, pero como cambie, si no estás preparado, puede ser un desastre para tu organización, porque implicará cambios que deberán ser ejecutados en un tiempo razonable para los cuales no estarán preparadas ni las estructuras ni la mentalidad de la organización y de muchas de las personas, sobre todo los directivos, que forman parte de ella.

La especialización no es mala, no lo entendamos de ese modo, lo que sí es negativo es tener los ojos cerrados a posibles cambios en el contexto, a no tratar de adelantarse a ellos, a pensar que el mercado siempre va a ser el mismo, que la competencia no va a evolucionar lo suficiente y que nosotros siempre vamos a ser los mejores.

Es difícil hacerlo cuando las cosas vienen bien dadas, ¿para qué cambiar si todo va bien?. No se trata de cambiar por cambiar, se trata de hacerlo con cabeza, se trata de mirar alrededor y no solo dentro de uno mismo.

En el mundo actual todo se mueve a un ritmo vertiginoso, de cualquier sitio puede salir un nuevo competidor o una nueva tecnología que puede ser adquirida o desarrollada por tus competidores tradicionales, por ese motivo, no solo debes centrarte en desarrollar tu negocio, sino también estar alerta a riesgos que pueden poner en peligro a tu posición en el mercado.

Comenta Jeff Patton que: «No necesitamos una documentación precisa, sino un conocimiento compartido».

Esa reflexión no descarta la documentación si bien no le da el monopolio sobre el conocimiento porque la documentación es eminentemente estática y el conocimiento es dinámico, porque la documentación presenta como límite la habilidad del redactor y la comprensión del lector y el conocimiento se basa más en la comunicación y en la interacción, si algo no lo he entendido lo consulto, si en algo no estoy de acuerdo trato de fundamentar otra posible solución (sin menospreciar la base teórica o informativa de los documentos escritos).

Los documentos se pueden utilizar como interfaz entre diferentes grupos de trabajo (siempre y cuando sus actividades no requieran una interacción continua o frecuente o la misma no sea posible, independientemente de que sea deseable), sin embargo, no se debe cometer el error de restringirlo como único canal de comunicación, precisamente por el hecho de que resulta prácticamente imposible que toda la información se haya plasmado adecuadamente y que el propio lector consiga interpretarlo con la misma intención que la persona que lo redactó (todos sabemos que existen tantas percepciones o visiones sobre un determinado asunto como observadores haya).

Por mucho tiempo que se dedique a la redacción del documento, siempre se va a perder información y se van a alimentar los malos entendidos. Cuando se requiere la colaboración continua entre personas o entre equipos, este modelo no funciona.

No hace mucho un amigo me hizo referencia a un proyecto de hace ya algunos años en el que la comunicación entre usuarios y desarrolladores se basaba principalmente en documentos (también existía diálogo, pero la pieza fundamental, eran encuestas, formularios, etc…), ¿podéis imaginaros cuál fue el resultado del proyecto?.

Por otro lado si la interfaz se basa en documentos, se alimenta la distancia entre los equipos, propiciando la aparición del antipatrón «arrojar al otro lado del muro«, en el que el proyecto queda en segundo plano, ante la actitud defensiva que toman los diversos implicados.