Cuando la ilusión añade lo que falta

La ilusión es fundamental para cualquier aspecto de la vida, es un plus que te ayuda a encarar con más fuerza, desde lo más cotidiano hasta los momentos de mayores problemas y, por supuesto, hace que los buenos momentos se disfruten más y sean más intensos.

En el trabajo es fundamental tener ilusión, ya sea por el tipo de labor que se hace o por las metas que uno espera lograr. Por supuesto que sin ilusión también se puede trabajar y conseguir buenos resultados, ya que la ilusión permite sumar y la ausencia de la misma no tiene necesariamente por qué restar, pero para que no sea una carga su falta hay que ser muy fuerte de mente y tener fuera del trabajo la ilusión que te falta en él. Digo lo de ser fuerte de mente porque de lo contrario el desequilibrio entre ilusión fuera y falta de ilusión dentro, hará que cada vez sea más secundario aquello que te genera un menor interés y expectativas.

La ilusión no se toma en pastillas, por lo que tiene que nacer de uno mismo, no obstante debe de partir de unas bases sólidas, ya que por mucho que intentemos crear un maravilloso mundo virtual, si no hay nada que lo sustente se terminará por diluir. En el ámbito laboral, sucede exáctamente lo mismo, para tener ilusión en el trabajo tienen que darse los alicientes para que te la produzca y aunque cada persona es un mundo y por tanto se pueden ilusionar por aspectos distintos, hay caldos de cultivo que pueden favorecer entornos ilusionantes y otros que no.

¿Cuál es la receta del que favorece la ilusión? No hace falta que dé ingredientes, ni hace falta buscar en la web fórmulas magistrales ya que cada uno en nuestro trabajo sabemos que nos ilusiona y lo que no y aunque cada persona sea diferente, realmente no somos tan distintos, por lo que probablemente lo que nos puede ilusionar a nosotros, también le puede provocar el mismo efecto a la mayoría de los que trabajan con nosotros. También el conocimiento del entorno y la capacidad de empatizar las sensaciones de los demás favorecerá mucho que se llegue a comprender y a aplicar soluciones que favorezcan la creación de situaciones que puedan ser ilusionantes para los miembros de la organización.

En momentos de crisis como los actuales, donde toca apretarse el cinturón y todo es más difícil, costará más trabajo generar ese tipo de situaciones, pero por supuesto no es imposible y es otro aspecto más que permite marcar la diferencia entre aquellas personas que son capaces de hacerlo y las que no.

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