La satisfacción del cliente

No es fácil vender, no es fácil crear una relación de confianza entre con un cliente que sea capaz de aguantar el paso del tiempo.

Pasan muchas cosas, suele haber desgaste, es cierto que el proveedor se equivoca muchas veces, como también se equivoca muchas veces el cliente.

Pese a todo, lo que no cabe duda es que una relación consolidada y duradera entre un cliente y un proveedor es beneficiosa para ambas partes, en primer lugar porque si se ha llegado a ese punto es porque ambas partes se han entendido y si ha sido así es porque en el cómputo general (habrá momentos mejores y peores) todos han ganado y en segundo lugar porque la confianza simplifica mucho la gestión y permite tomar decisiones que proporcionan una ventaja competitiva que por su riesgo en otros casos no se tomarían.

Por ejemplo, si deseas reducir tu almacén pero te cuesta mucho dinero parar la producción por falta de materia prima, tienes puedes confiar en que un proveedor que te suministre lo que necesitas cuando lo necesitas. Si no confías en que ninguno te pueda prestar ese servicio, tendrás que hacer las cosas con mayor anticipación y asumir el coste que conlleva almacenar toda esa materia prima.

Confianza es la palabra clave y eso se consigue minimizando los fallos y produciendo un beneficio al cliente. Es cierto, tal y como decía la principio, que es difícil vender, que es difícil consolidar, pero también lo es que la clave es conseguir satisfacción del cliente.

¿Qué a veces el cliente se porta mal? Sí, pero también es cierto que muchas veces no importa si el cliente es bueno o malo, solo se mira el beneficio, el corto plazo, ¿qué no queda satisfecho con el trabajo? No importa, hay muchos peces.

El problema es que ya no hay tantos peces.

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