Dispersión

Por regla general, cuando uno no tiene muy clara una agenda de actividades o tareas a realizar o bien no tiene un marco temporal para la realización de las mismas, se tiende a la dispersión.

Por tanto, dos antídotos importantes contra la dispersión son por un lado intentar organizar el conjunto de tareas que hay que realizar, aunque sea apuntándolas a boli en un cuaderno e ir actualizando ese conjunto de actividades a diario priorizándolas adecuadamente y por otro marcarnos plazos para la realización de las mismas.

Si se trabaja sin plazos el trabajo tiende a no terminar nunca, ya que por un lado se tiende a darle muchas vueltas a lo que se hace (rizar el rizo) y por otro se tiende a la relajación (al fin y al cabo no tengo plazos, no tengo presión).

Generalmente la ausencia de plazos se debe a una falta de control por parte de los gestores del proyecto o de los gestores de la organización. Muy importante, no confundir retrasos en proyectos con la ausencia de plazos, sin plazos ni siquiera se puede hablar de retrasos (aunque evidentemente sean causa de los mismos), y al menos asumir que existen retrasos implica asumir que existen plazos (que no se han cumplido).

Uno de los grandes problemas de la dispersión es que no solo afecta a quien está disperso, sino a los que están alrededor ya que por un lado provoca distracciones y por otro supone un ejemplo negativo para el resto.

Es cierto que la dispersión también depende mucho del individuo, ¿quién no conoce a alguien que se distrae hasta con el vuelo de una mosca?, pero los factores de organización individual del trabajo y de control del mismo que he comentado en los párrafos anteriores también resultan muy importantes.

En el artículo anterior hablé de concentración, en este de dispersión, evidentemente no se trabaja igual de una manera que de otra y en consecuencia la productividad no es la misma. Por esto comento siempre que el tiempo de permanencia en el puesto de trabajo (acumulación de horas de trabajo) no es un indicador (por sí solo) de la productividad, tal vez sí lo sea del compromiso (si se conoce el trabajo que se realiza, ya que lo mismo el tiempo de más que se invierte es como compensación del grado de dispersión de las tareas que se realiza el trabajador) o de otras virtudes, pero utilizarlo como único mecanismo para medir la productividad es un error.

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