Nearshore y Offshore

He tenido la oportunidad de leer mucho últimamente sobre las factorías de software. Mi opinión sobre la producción industrializada de software, la podéis consultar en este mismo blog en una serie de artículos que dediqué al tema.

Como comentaba en dichos artículos, para mi la producción industrializada de software no existe, simplemente lo que se ha hecho es aplicar una serie de buenas prácticas (en algunos centros) y aplicar una serie de fórmulas para reducir en la medida de lo posible los costes de desarrollo (casi todas ellas basadas en la búsqueda de soluciones que impliquen un menor coste por mano de obra y el apoyo de las instituciones).

Los lectores de mi blog, también saben de mi opinión sobre el mercado TIC y en los últimos tiempos, también he tenido la oportunidad de comprobar que no me equivocaba. En esta época de crisis, las empresas de desarrollo de software van a por todas, utilizando unas políticas muy agresivas de precios.

Si las cosas no cambian o se está muy bien posicionado en el negocio o esto será la ley de la selva, donde sólo los más fuertes sobrevivirán (y aquellos aliados de los más fuertes). No todas las empresas pueden asumir esa guerra de precios sin una pérdida considerable de la calidad de los servicios que se ofrecen. Por este motivo yo que siempre he tenido un gran recelo de las factorías de software, veo que en las circunstancias actuales las empresas que tienen este tipo de recursos están bien posicionadas (siempre y cuando las factorías estén bien gestionadas) para poder competir.

Cuando se habla de factorías de software, se utilizan a menudos los términos Nearshore y Offshore. El primer caso se corresponde a aquellas factorías que se encuentran próximas geográficamente (o que tienen algún rasgo común, como por ejemplo, una franja horaria próxima, el idioma, etc…) a las organizaciones para la cual prestan sus servicios (en algunos casos proyectos concretos, en otros casos outsourcing), el segundo caso se corresponde a factorías más alejadas geográficamente y que en la mayoría de los casos no presenta rasgos comunes con las organizaciones a la que prestan servicio. Como habréis podido ver, existirán casos donde las factorías se puedan considerar Nearshore u Offshore en función de la persona que la defina.

Por regla general, se suele relacionar el Nearshore con soluciones de mayor calidad (y con un mayor coste de producción) y el Offshore con soluciones de menor calidad (y con un menor coste de producción). También hay que tener en cuenta que el Offshore en muchos casos es bastante complicado. Supongamos que situamos una factoría de software en Laos y que a ella desviamos carga de trabajo de programación. Si el análisis funcional está hecho en español, existirán serias dificultades para su interpretación por parte de los programadores del centro.

También hay quien utiliza el término de Inshore, para referirse a factorías de software situadas muy próximas geográficamente (100 kilómetros como mucho) de las organizaciones a las que prestan servicio.

En cualquier caso: Inshore, Nearshore y Offshore, lo importante es que el centro esté bien gestionado, que se utilice un framework de desarrollo común (y que pueda ser lo suficientemente flexible para poder adaptarse en situaciones concretas a especificaciones técnicas de clientes concretos) y que el personal que trabaja en los mismos esté lo más formado posible (y existan unos procesos de formación continua). De esta manera más o menos la calidad de los productos no debería ser tan significativa, ni ser tan distintas (aunque la barrera del idioma, en muchos casos, puede afectar notablemente el resultado del producto). Si la gestión es buena, el framework es común y flexible y se poseen buenos técnicos, los costes de producción se reducirán, dejando prácticamente como aspecto diferencial el nivel adquisitivo de los países donde se encuentre la factoría de software, lo que permitiría pagar sueldos más bajos y por tanto permitir ofertar en los proyectos un mayor número de horas a un menor coste.

Aunque la solución que más me guste sea la Inshore o en su defecto la Nearshore, más que nada porque no me gusta por qué se realiza la deslocalización, ni que se aproveche el nivel de vida de un país para ofrecer salarios varias veces más reducidos que los de nuestro país, no tengo más remedio que reconocer que quien posea la infraestructura y la organización para ofrecer productos con un nivel de calidad aceptable y a unos precios rompedores, tienen todas la de ganar en un mercado tan competitivo como es el del desarrollo de software.

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