La autonomía y la motivación

Trabajar con autonomía significa haberse ganado la suficiente confianza para que te permitan realizar determinadas tareas de esta manera. Como todos sabemos y como ya he comentado alguna vez en este blog, que la confianza es algo que tarda bastante en construirse y que puede tardar un suspiro en perderse (los seres humanos, tal vez, somos así de injustos). Por tanto, trabajar con autonomía desde mi punto de vista es algo que hay que ganárselo y que para mantener o incluso incrementar ese estatus hay que mantener un posición de responsabilidad y producir buenos resultados.

Dar autonomía a determinadas personas que tienes a tu cargo, significa dar margen para que puedan desarrollar el trabajo que tengan encomendado y para tomar decisiones dentro del dominio de tareas que tienen asignadas. Esta autonomía, permitirá que estas personas ganen en autoconfianza, motivación y en creatividad (entendiéndose creatividad en este caso como la capacidad de encontrar un mayor abanico de soluciones y alternativas antes los distintos problemas que puedan ir surgiendo) y por lo tanto produzcan mejores resultados, ya que supone un mayor reto personal y al fin y al cabo son los retos lo que nos hacen evolucionar. Dicha mejora no sólo es consecuencia de la motivación (que tiene que ver y muchísimo), sino porque probablemente estas personas son capaces de manejar mejor el día a día de sus tareas porque están más familiarizadas con ellas que otra persona que esté más alejada de ese ámbito de actuación.

Dar autonomía no significa dar carta blanca o por lo menos yo no lo veo así, ya que la responsabilidad final del resultado del trabajo, sea bueno o sea malo es de quién asigna la tarea (no hay que olvidar nunca esto) y también porque es necesario dar coherencia a lo que se hace, poniéndose en contexto con otros trabajos que se estén realizando dentro del Departamento o de la Organización. Todo esto implica que sea necesario que aunque se dote de autonomía a una persona o a un equipo, se establezcan líneas de comunicación de carácter vertical y horizontal para permitir el seguimiento de los trabajos. Sin comunicación, el riesgo de que la autonomía derive en problemas y que se convierta en un elemento aislado, aumenta considerablemente.

La autonomía es necesario modularla en función del tipo de tarea, de los conocimientos y experiencias que posea el trabajador y de la confianza que haya sabido ganarse. Un autonomía mal asignada o mal modulada puede traer consecuencias muy negativas (de la misma forma que si la asignación se realiza correctamente podrá permitir la consecución de importantes beneficios, no solo para el proyecto, sino también para el trabajador, que permitirá estar más motivado y realizado).

Soy una persona que le gusta mantener sus trabajos dentro del mayor control que me permite mi capacidad y las características de cada uno de los proyectos en los que participo y siempre me ha costado dotar de la suficiente autonomía a las personas que trabajan conmigo. Afortunadamente, me he dado cuenta de que realizar un seguimiento de los trabajos u orientar sobre cómo se deben hacer determinadas tareas o corregir situaciones cuando entiendo que se están cometiendo errores es compatible con dotar de autonomía. Para mi ha supuesto un cambio en la filosofía de trabajo y como todos los cambios, me ha costado interiorizarlo y se han producido errores (y se seguirán produciendo), pero en cualquier caso, es algo que desde mi punto de vista y desde mi experiencia personal, conviene, como mínimo, probar.

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