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Archivos diarios: abril 10, 2010

¡Cuántos proyectos se fastidian por retrasarse una y otra vez los pasos a producción o los procesos de desarrollo!, más incluso de los que pensamos. Los motivos para retrasarse pueden ser de lo más variopinto, en este artículo me voy a centrar en la indecisión (muy relacionada con la búsqueda de la perfección o por el temor a las consecuencias de poner el producto en producción).

La indecisión surge por una causa tan humana como el temor a meter la pata y que se ponga un producto en explotación que no satisfaga las necesidades del usuario o bien por pensar que el producto no cumple con unos criterios mínimos de calidad.

Esta situación puede estar más que justificada y por tanto la decisión resultante de no pasar a producción hasta no tenerlo claro o que se alcancen esos mínimos que se requieren, puede ser en muchos casos lo más correcto. Tampoco hay fórmulas mágicas en esto, depende del proyecto, de las circunstancias, de los usuarios, del proveedor de servicios de desarrollo, etc…

En cualquier caso sí que hay indicios que pueden aconsejar que se opte por tirar hacia adelante, ¿cuáles son? Pues la sensación de que el proyecto está atascado, que no se avanza, que se dan diferentes vueltas a un conjunto de funcionalidades y no se terminan de cerrar, que los usuarios empiezan a sentirse menos implicados en el proyecto, etc… Todos los que nos dedicamos a esto, sabéis muy bien cuáles son estas sensaciones y seguro que las habéis vivido en primera persona.

Este artículo no va de huir hacia adelante, sino de ser conscientes de que hay veces que para que un proyecto termine de salir (o termine de no salir) es necesario ponerlo en producción y a partir de ahí ir mejorando poco a poco si merece la pena o descartarlo y no perder más tiempo, esfuerzo y dinero en él. Huir hacia adelante implicaría aplicar esta política en todos los casos y no siempre resulta conveniente, sobre todo si se es consciente de que es posible poner el proyecto en producción de mejor manera, en un plazo razonable sin que afecte a su viabilidad.

Independientemente de que cada persona pueda tener una mayor o una menor simpatía por un determinado partido político se conoce perfectamente qué periódicos, emisoras de radio o cadenas de televisión son más afines o no a cada uno de ellos.

También conocemos que esos medios de comunicación son auténticas maquinarias generadoras de opinión, siendo mayor la relevancia cuanto más restringido sea el número de medio que siga cada persona.

Internet es desde hace tiempo el mayor medio de comunicación del mundo, en el que personas y organizaciones comparten espacio y donde la atención que consiguen ganar determina su relevancia. Potencialmente en este medio todos pueden competir contra todos y pese a que el poder económico pueda atraer atención (por ejemplo a través de publicidad), es un medio esencialmente neutral y en el que todas las opiniones caben y pueden llegar a todo el mundo.

Esta neutralidad es molesta para unos pocos, que tienen suficiente influencia política y económica para tratar de hacer de Internet un medio controlado, con una serie de normas que entorpezcan su expansión y democracia. Para quienes tienen la costumbre de controlar, la existencia de un medio que se les escapa de las manos es algo incómodo y más teniendo en cuenta que es tanta la información que existe, que se genera y mejora todos los días, que permite mostrar a las personas más puntos de vista, lo que tiene como consecuencia una mayor objetividad en el conocimiento de las personas.

Ya lo comenté en un artículo que escribí hace tiempo sobre este asunto y es que sólo hay que pensar en qué tipos de países están aplicando en la actualidad restricciones al libre acceso de los ciudadanos a determinados contenidos, como para hacernos una idea de qué es lo que pretenden los que en nuestra sociedad se sentirían cómodos con un Internet de esa manera.

Yo no estoy dispuesto a que se quiera restringir mi libertad de ninguna manera y por ese motivo cada cierto tiempo publico un artículo de estas características expresando mi opinión sobre la necesidad de mantener una red neutral y advirtiendo el camino para mantener un estatus como el actual será largo, complicado y desgraciadamente con futuro incierto.